Resaltar las características de un producto o servicio siempre ha sido parte de la publicidad. Es la forma en que las marcas tratan de llamar la atención de su público objetivo e incentivarlos a comprar lo que ofrecen.

 

¿Pero qué pasa cuando se pasa de resaltar a exagerar?

 

Atribuir cualidades que no son propias del producto o asegurar resultados que no se pueden conseguir, son considerados un engaño para el consumidor al alentar la compra por medio de la mentira.

 

Durante el 2016, el Sernac evaluó 15 anuncios publicitarios, los cuales 12 fueron difundidos en prensa escrita y 3 en televisión abierta, además de 11 avisos publicados en páginas web.

 

Según el estudio realizado por el servicio, el 59,3% de la publicidad revisada no contaba con información real que compruebe la eficiencia del producto comercializado.

 

En Alemania, este tipo de prácticas en la publicidad ya cuentan con sus propios premios. Cada año, la asociación alemana de consumidores Foodwatch, ha querido exponer a las marcas más mentirosas del mercado de alimentos. El fin de este concurso es exigir el derecho a una comida de buena calidad, segura y honesta.

 

Dentro de los productos nominados se encuentran bebidas fitness, sopas instantáneas, cereales y aceites de cocina, que sus características anunciadas no son las que muestra en la etiqueta de ingredientes.

 

En Chile, estas malas prácticas son reguladas por el CONAR y el apoyo del código de ética. En este se hace especial referencia a la publicidad engañosa, promoviendo a su vez que esta debe ser honesta y veraz evitando menoscabar la confianza del público.

 

 

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