La Asociación Médica Norteamericana (AMA) hizo un llamado al Congreso de ese país para prohibir la publicidad de medicamentos. Para este grupo, el aumento de este tipo de avisos incrementa la demanda por remedios más costosos, siendo que está clínicamente comprobado la efectividad de otras alternativas más baratas.

 

Sin embargo, desde la Asociación Nacional de Avisadores de Estados Unidos (ANA), aseguran que esta medida atentaría contra la libertad de expresión, además  de guardar información de vital importancia para los consumidores. Por otra parte, argumentan que el prohibir los avisos sobre medicamentos en televisión o revistas, podría ser muy peligroso para las personas, ya que al no tener información en la publicidad sobre los remedios, los consumidores buscarán en internet, donde muchos de los datos entregados son erróneos. Alegan además, que los avisos de medicamentos ya están duramente regulados, por lo que esta medida no es necesaria.

 

El presidente de AMA, Patrice A. Harris, aseguró que la decisión de hacer este llamado al Congreso “refleja la preocupación que existe entre los médicos sobre el impacto negativo de las promociones comerciales, y el rol que juegan los costos del marketing en el aumento de precio de los medicamentos. La publicidad directa al consumidor también infla la demanda por nuevas y más costosas drogas, aun cuando ellas pueden no ser apropiadas”.

 

Además, la regulación de este tipo de publicidad tendría un impacto importante, no solo en los consumidores, sino que también en la economía, pues solo en 2014 movió US$4.800 millones en Estados Unidos, según datos del Data Center Ad Age.

 

En nuestro país, la publicidad de medicamentos también está resguardada bajo parámetros éticos recomendados en el Código Chileno de Ética Publicitaria. En su artículo n° 25, dedicado exclusivamente a este tipo de avisos, señala en primer lugar que éstos deben siempre regirse por las normas y limitaciones de la legislación. Además, agrega que “la publicidad de medicamentos, especialmente aquellos de venta libre, debe cuidar que sus afirmaciones se condigan con los antecedentes autorizados para el medicamento que se trate. En ella no deben emplearse términos, expresiones, gráficos u otros que contraríen la verdad científica o induzcan a la equivocación o engaño, como tampoco declaraciones no comprobadas respecto de las propiedades o efectos del producto”.

 

El Código también entrega una serie de recomendaciones de lo que una publicidad de medicamentos no debe hacer, como por ejemplo: dar lugar a confusión en cuanto a su administración, inducir a uso indebido, inducir al temor o aprensión de sufrir una dolencia mayor a la que padece, ofrecer como garantía la devolución del precio, estar dirigida a niños o producir confusión respecto a la naturaleza del producto.

De esta manera, organizaciones como Conar o la ANA, ayudan a dilucidar lo que se debiera resolver en este tipo de discusiones, como la que se está dando en Estados Unidos. Seguir las recomendaciones de estos códigos, que también existen en otras partes del mundo, facilitan la relación entre el marketing y productos que afectan directamente a la salud de los consumidores.

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