Desde hace ya algunos años, los drones han tomado cada vez más importancia en los más diversos rubros que se pueda imaginar. Desde guerras, ayudas en emergencias, entrega de mercaderías, hasta de cámara para imágenes en el cine o la televisión o incluso para seguridad. Uno de los más recientes usos que se le ha pensado dar es para la publicidad, lo que se ha llamado drone-vertising, a pesar de que en algunos países podría haber problemas.

 

Aunque la Federal Aviation Administration (FAA) prohíbe el uso de estos aparatos para fines comerciales en Estados Unidos, ya son varias las empresas que están usando drones con objetivos publicitarios. En Filadelfia, por ejemplo, un hombre de 19 años decidió convertirlos en una herramienta para avisaje, por lo que creó su propia empresa para prestar un servicio en el que los clientes pueden poner banners en el aire. 

 

Más allá de la ilegalidad en sí de este caso por la prohibición de la FAA, hay otros factores que podrían no ir de la mano con la ética publicitaria. En primer lugar, por un tema de seguridad. Son varios ya los casos conocidos en los que drones han provocado heridas o incluso la muerte de personas debido a su mal manejo o problemas técnicos de los aparatos. En Chile, de acuerdo al artículo 24 del Código de Ética Publicitaria, los avisos deben ser “respetuosos de las normas de seguridad”, por lo que sería necesario que existiera alguna regulación de estos aparatos para y así resguardar la seguridad de las personas, sobre todo porque si su uso publicitario se masifica, podría ser difícil controlar los drones en el cielo.

 

Otro de los problemas que se podría dar en el caso del uso masivo de drones para publicidad, es que al ser dirigidos a un público absolutamente heterogéneo, se exponen a ser poco efectivos, ya que no se logra discriminar, por ejemplo, por edades al volar por las calles. Es el caso de una marca de cerveza en Estados Unidos que publicitaba la entrega de sus productos a través de estos aparatos.

 

En Chile, avisos de alcoholes o tabaco no pueden ser exhibidos en cualquier horario ni para cualquier público, de acuerdo al código: “La publicidad de bebidas alcohólicas no debe difundirse ni tener presencia alguna en eventos, medios, espacios u horarios dirigidos a menores de edad, como tampoco incentivar en ellos, de ninguna manera, el consumo de estos productos”.

 

De la misma manera, existe publicidad que es exclusiva para adultos como también avisos que tienen un lenguaje dedicado especialmente a los niños. Sin embargo, con el drone-vertising es casi imposible saber quién realmente va a ser el receptor de la publicidad, por lo que puede ser una manera de avisaje muy ingeniosa pero también peligrosa o poco efectiva.

 

Si bien es importante que la publicidad se adapte a los avances tecnológicos, como ha sido en el caso de avisos digitales o a través de apps, también es fundamental que por esta adaptación no se deje de lado los conceptos éticos que nunca deben separarse del proceso creativo ni de entrega de la publicidad. ¿Estaremos cada vez más cerca de la era del drone-vertising?

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