Polémica ha causado la publicidad de WOM, por el trato considerado denigratorio hacia marcas de la competencia y principalmente por las imágenes que muestran a mujeres en actitudes insinuantes y sexualizadas, sin tener relación alguna con el rubro y servicios prestados por la compañía, exhibida en horarios, lugares y soportes publicitarios donde menores de edad quedan expuestos a ella.

El CONAR es el organismo de autorregulación formado por la industria publicitaria para pronunciarse acerca del cumplimiento ético de los avisos que sean difundidos en nuestro país, alcanzando un porcentaje de acatamiento de sus opiniones éticas de más de un 95%, lo que demuestra que en general los avisadores colaboran con el común propósito de ejercer la actividad de manera socialmente responsable.

Frente a este tipo de publicidad, la opinión del CONAR, interpretando el Código Chileno de Ética Publicitaria,  ha sido que la denigración de un competidor constituye no sólo una falta al honor profesional del avisador sino que conduce también a un debilitamiento de la confianza que el público dispensa a la publicidad.

Asimismo, este Consejo estima que la sensualidad de la mujer es un recurso publicitario comúnmente utilizado que no es reprochable per se, sino cuando está acompañado de otros factores que hacen cuestionable éticamente su utilización y que pueden denigrar a la mujer. En tal sentido, cuando en publicidad se utiliza a mujeres mostrando sus cuerpos ligeros de ropa, en actitudes sugerentes y lascivas con otras mujeres, en un ambiente nocturno que invita a la promiscuidad, y para promocionar un servicio que no tiene mayor relación con lo que se exhibe, esa sensualidad se transforma en algo netamente sexual que sobrepasa el límite de lo éticamente aceptable. Y ello es doblemente reprochable si se exhibe en soportes que quedan expuestos a menores de edad, que no tienen necesariamente un criterio formado como los adultos.

Lamentablemente, en este caso, el avisador, controlado por un inversionista extranjero, no se sometió a la competencia del CONAR, y por tanto este Consejo debe limitarse a emitir una opinión ética general, que sirva para orientar al resto de la industria sobre  el cumplimiento de  estándares éticos consistentes con el rol social que le corresponde a la publicidad cual es contribuir, construyendo confianza, a una economía sustentable, fundada en valores prevalecientes en nuestra sociedad.

Finalmente, el CONAR reitera  su voluntad de ocuparse  en que la publicidad se desarrolle en nuestro país dentro del marco ético que la propia industria se ha dado.

CONSEJO DE AUTORREGULACIÓN Y ÉTICA PUBLICITARIA

 

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