Cada marca de algún servicio o producto tiene a su rival al cual quiere superar en todo aspecto. Para eso, la publicidad pasa a tener un rol fundamental en la estrategia de marketing, potenciando al máximo la creatividad y así  crear anuncios que logren llamar la atención del consumidor.

 

La originalidad puede ser la herramienta necesaria para el éxito, pero ¿qué pasa cuando esta pasa a llevar el respeto por la competencia?

 

Esto fue lo que ocurrió con la cadena estadounidense de comida rápida Carl’s Jr en su última campaña en la cual se burla de sus rivales y de su comida, con el fin de promocionar lo “generoso” de sus nuevos menús All Stars a 5 dólares.

 

El primer anuncio se trata sobre un tipo que se encuentra en el sótano de su casa, con un sándwich similar a los que vende Subway, poniendo en duda su longitud con una mini-guillotina.

 

 

Para el segundo, es contexto es un bingo en el que se puede ver a una anciana junto a una tómbola llena de comida chatarra, de la cual saca una hamburguesa de pescado (que podría ser de McDonald´s) como el “premio mayor” del concurso.

 

 

En el último se muestra a un hombre al interior de una gasolinera el que está a punto de probar un burrito al cual dicen que sabe a “diesel y tristeza”. Luego de darle el primer mordisco, se quema la boca y grita de desesperación.

 

Este tipo de publicidad también ha estado presente en Chile con el polémico de la empresa de telefonía móvil WOM la cual se burla de su rival Movistar durante su campaña en el 2015.

 

 

 

Prácticas como estas siempre han sido rechazadas por parte del CONAR (El Consejo de Autorregulación y Ética Publicitaria), el que considera no sólo una falta al profesionalismo, sino que también afecta la credibilidad y confianza del consumidor. Es por eso que por medio del código de ética nacional, se promueve el respeto por los productos o servicios publicitados por un competidor.

 

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