Dado que los precios pueden tener una gran variabilidad en corto tiempo, la publicidad asociada a precios no debe dar la impresión de que éstos constituyen una ventaja constante o permanente de la marca que la realiza, a menos que ello sea demostrable.

La publicidad que compare precios debe indicar de forma clara y visible la fecha en que los precios fueron comparados, agregando la advertencia que, a la fecha, los precios que se comparan pueden haber variado.

Cualquier comparación de precios de productos o servicios de una misma marca (del tipo “antes/ahora”), el precio mayor debe ser genuinamente el precio real ofrecido antes del ahorro o rebaja anunciado.

El precio que se presenta como oferta, descuento o rebaja debe tener un carácter temporal; de otro modo se considera un nuevo precio y se pierde la condición de “oferta”.

Cuando en la publicidad se aluda a un determinado ahorro o rebaja, éste debe ser genuino.